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domingo, marzo 13, 2005

El pacto final

...fue en ese momento que una lágrima se asomó vehemente para deslizarse como impulsada por el viento, sobre su bella mejilla... esa lágrima...diablos, esa lágrima... esa lágrima que se multiplicó por 100 o más... esa lágrima que ella dejó salir, me dejó estupefacto, con una sensación de miedo y de alegría... de miedo porque me prometí desde el primer día, que no la haría llorar, que haría todo lo posible por hacerla feliz, sin embargo esa lágrima parecía ser el punto final de un momento que ambos esperábamos, con mucho afán... con mucha expectativa...

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Fue una semana realmente difícil... solamente quería estar contigo... quería disfrutar mi fin de semana, mi día de libertad contigo, el trabajo me había dado duro, no me sentía realmente con ganas de hablar de chamba, sólo quería disfrutar de tu belleza todos los segundos que el día me permitían...sin embargo algo latía dentro de mí... tenía que decirte algo... y realmente no sabía como ibas a reaccionar... pero quería decírtelo... en verdad... el temor se apoderaba de mí... aunque ya tenía la certeza de tu respuesta... aún tenía miedo, más que miedo, lo que sentía era una terrible ansiedad que amenazaba con romper mi piel, desgarrarla y salirse por todos y cada uno de los poros de mi cuerpo, arrasando todo, rompiendo el ruido del mar... aquel mar que sólo tu y yo sabiamos compartir, aquella luna, que sólo tu y yo conocíamos como si fuese hecha de pedazos de nuestros corazones y bañada con mieles de nuestro amor... sólo tu y yo lo sabíamos... y eso me llenaba de ansiedad...
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Quería que todo fuese perfecto, la noche, los tragos, la brisa marina me hacía pensar que esta era la noche... en mi bolsillo había algo por salir... pero no sabía como... ya me estaba quemando, estaba esperando desatar su euforia y quería brillar, aunque inerte como era, aquel objeto, sabía que no podía brillar más que tú... nada podía brillar más que tú en esa noche... ni siquiera la cruz imponente del morro con sus luces desafiantes sobre el mar tenía que brillar más que tú y parece que se dio cuenta, porque sus luces se ahogaron en la oscuridad de la noche y recién aparecieron, cuando esa lágrima acarició tu rostro... despertando mis celos porque ese rostro sólo podía y debía ser acariciado por mí... por mis manos y mis labios... sólo por mí...

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¿Cómo explicar los sentimientos encontrados al verte? ¿Cómo decirle al cielo que no había roto mi juramento? ¿Cómo manifestarle que tu llanto estaba envuelto en alegría? Me sentía loco... pero me gustaba...

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Me paré y desaparecí por unos minutos de tu vida, tal vez fueron segundos, pero para mí fueron horas...!!! Reaccioné y me acerqué a tí, me acerqué por detrás, muy despacio, viste mi reflejo en la ventana que daba al mar... te asombraste un poco, con la voz temblorosa te dije que no voltearas... deslizé mi brazo... aquel brazo en el que muchas veces te has apoyado y que siempre me ha servido para enlazarte junto a mí... deslizé mi brazo y por su final, donde se extiende la mano, apareció aquella cajita azul que moría por salir de mi bolsillo, sólo dejaste escapar un leve "ay no!!"... yo dije, sí... y abrí la caja... su brillo fue criminal, la piedra, aque diamante tuvo la osadía de enfrentar tu brillo, y aunque nos cegó no nos amilanó... tu brillo era superior... es superior... entonces hice la pregunta... ¿te casarías conmigo?, tu respuesta entrecortada fue entendida cuando tu cabeza hizo ligeros movimientos de arriba hacia abajo... asentando afirmativamente... un intercambio de "te amo" bastó, para sellar esta unión... un beso fue el pacto final ante la luna, ante el mar y ante dios... el pacto que nos une en cuerpo y alma para siempre...

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...fue en ese momento que una lágrima se asomó vehemente para deslizarse como impulsada por el viento, sobre su bella mejilla... esa lágrima...diablos, esa lágrima... esa lágrima que se multiplicó por 100 o más... esa lágrima que ella dejó salir, me dejó estupefacto, con una sensación de miedo y de alegría... de miedo porque me prometí desde el primer día, que no la haría llorar, que haría todo lo posible por hacerla feliz, sin embargo esa lágrima parecía ser el punto final de un momento que ambos esperábamos, con mucho afán... con mucha expectativa... el punto final de un pacto que nos une en cuerpo y alma para siempre... te amo Ana María!!