Desfigurando el baile del chino

Los optimistas dicen que sólo falta un par de declaraciones más para que termine en la cárcel, sus fieles seguidores insisten en decir que todo es una maniobra política y que no podrán comprobar que el estaba al tanto de todo.

Esas son las dos posiciones que esta semana se han perfilado en el juicio que se sigue al ex dictador peruano Alberto Fujimori, procesado por delitos de lesa humanidad durante su período entre 1990 y 2000, incluido el autogolpe que insturó su dictadura en 1992, año donde se perpetraron la mayoría de crímenes que hoy se le imputan a él y a los integrantes del destacamento militar Colina.

Precisamente esta semana, Julio Chuqui Aguirre, uno de los principales integrantes del grupo que ejecutó las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta señaló al capitán Santiago Martin Rivas como el nexo entre los altos mandos castrenses, el ex asesor Vladimiro Montesinos y el mismo Alberto Fujimori, por lo cual se establecería que el ex dictador si era conocedor de todas las actividades de este grupo.

Sin duda alguna, este testimonio militar pone sobre el tapete la relación de Fujimori con este destacamento militar a pesar que su defensa y el mismo procesado, intente por todos los medios demostrar lo contrario.

Hoy, y vale la pena resaltarlo estamos frente a un momento histórico para el país porque es un ex presidente, democrático o de facto, que responde ante la justicia por delitos contra los derechos humanos.

La confrontación de los testimonios de los integrantes del grupo Colina será importante para definir la estrategia de la fiscalía: demostrar la responsabilidad de Fujimori, conociendo, autorizando y permitiendo la existencia del grupo y la ejecución de sus actividades.

De otro lado, es indignante escuchar las declaraciones de los militares, que con la sangre más fría del mundo confiesan como era la preparación para sus crímenes, los detalles de cada disparo, cada ataque, las celebraciones posteriores...tal vez lo más deplorable fue escuchar la confesión del militar Pedro Supo “compramos cerveza y torta para celebrar el operativo”, es decir celebrar la muerte de 15 personas, entre ellas un niño, del cual supimos esta semana por boca de Julio Chuqui como fue que el agente Yarlequé se lo encontró en el camino y le descerrajó un tiro...

Es importante recordar esto, no dejar que la memoria se estanque y la cúspide de todo esto, será ver a Fujimori y a sus secuaces presos, cumpliendo su pena...