Pasó la primera vuelta... ¿y ahora qué?
Hoy, lunes 10 de abril de 2006, desperté con una terrible sensación, un sentimiento de angustia terrible frente a lo que nos depara en los próximos meses.
Al igual que el año 2001, los peruanos nos enfrentamos nuevamente a la terrible situación de escoger una forma menos dolorosa de suicidarnos. Sólo que ahora, la angustia nos presiona más, porque no sólo son dos opciones, sino tres...
Los peruanos tenemos la “opción” de escoger entre una opción desconocida con tendencia militar y disfraces similares al de Hugo Chávez, como la de Ollanta Humala, o tal vez la opción derechista, empresarial y muy neoliberal de Lourdes Flores, o la propuesta ya conocida de un personaje autoritario, caudillista y poco serio como Alan García.
Es decir, ¿qué es mejor para acabar con la vida propia?, ¿meterse un disparo, clavarse un cuchillo en las venas, o saltar del último piso de la Torre de Lima?. A una situación así nos ha llevado la decisión del Soberano.
Y esa decisión responde simple y llanamente a un hartazgo. Responde a la falta de opciones de un poblador de la provincia que no ve oportunidades para salir adelante. A la molestia de un campesino que ve como se llevan su producción pagándole solo 10 céntimos por kilo. Al rechazo del joven, que termina su carrera y tiene que gorrear el carro de su papá (de segunda) para hacer taxi porque no encuentra un buen trabajo. Esta reacción responde al dilema de la mujer que es maltratada y no encuentra apoyo ni en la Policía, que también la maltrata y abusa de ella.
Esta decisión del pueblo, al que tanto aluden nuestros candidatos, es simplemente la respuesta del 50% y más que se aburrió de los familiares de los Presidentes, de los actos de corrupción, de las alcahueterías para protegerse entre ellos.
Este resultado que nos pone entre Humala, Alan y Lourdes es la cachetada a un sistema que nunca, en 185 años de vida republicana, ha respondido a los intereses del pueblo, del verdadero pueblo, no el limeño que mal que bien sobrevive como puede, sino del campesino, el selvático, aquel que para llegar a un centro de salud tiene que recorrer un río días de días antes de morir en una vieja canoa. “Estoy harto”, es lo que dice el pueblo, “estoy cansado de que me estén meciendo”, reclama.
¿Y la izquierda? Sumida en sus sueños de antaño, creyendo que aún representan a toda esa masa descontenta, se la creyó y hoy el electorado le volvió a dar una cachetada, les demostró que no representan a nadie, sólo a su entorno más cercano, a sus amigotes, a aquellos que aún siguen creyendo que metiéndose en una ostra, podrán liderar y gobernar el Perú.
Es terrible pensar así, es parte de la democracia que ahora nos estemos jugando un juego macabro, pero eso sí... si el que gane por decisión popular, comete los mismos errores de siempre, que tenga en cuenta que en cinco años verá como desaparece del espectro político así como nuestros políticos de izquierda y aquel señor que se jactaba de ser canciller y cerebro del gobierno que nos va a dejar y cuya mayor virtud fue mover sus dedos para insultar a la gente y golpear a mujeres que cumplían con su deber periodístico. EL PUEBLO HA HABLADO....!!!! LAS URNAS SON SU MICROFONO!!!
Al igual que el año 2001, los peruanos nos enfrentamos nuevamente a la terrible situación de escoger una forma menos dolorosa de suicidarnos. Sólo que ahora, la angustia nos presiona más, porque no sólo son dos opciones, sino tres...
Los peruanos tenemos la “opción” de escoger entre una opción desconocida con tendencia militar y disfraces similares al de Hugo Chávez, como la de Ollanta Humala, o tal vez la opción derechista, empresarial y muy neoliberal de Lourdes Flores, o la propuesta ya conocida de un personaje autoritario, caudillista y poco serio como Alan García.
Es decir, ¿qué es mejor para acabar con la vida propia?, ¿meterse un disparo, clavarse un cuchillo en las venas, o saltar del último piso de la Torre de Lima?. A una situación así nos ha llevado la decisión del Soberano.
Y esa decisión responde simple y llanamente a un hartazgo. Responde a la falta de opciones de un poblador de la provincia que no ve oportunidades para salir adelante. A la molestia de un campesino que ve como se llevan su producción pagándole solo 10 céntimos por kilo. Al rechazo del joven, que termina su carrera y tiene que gorrear el carro de su papá (de segunda) para hacer taxi porque no encuentra un buen trabajo. Esta reacción responde al dilema de la mujer que es maltratada y no encuentra apoyo ni en la Policía, que también la maltrata y abusa de ella.
Esta decisión del pueblo, al que tanto aluden nuestros candidatos, es simplemente la respuesta del 50% y más que se aburrió de los familiares de los Presidentes, de los actos de corrupción, de las alcahueterías para protegerse entre ellos.
Este resultado que nos pone entre Humala, Alan y Lourdes es la cachetada a un sistema que nunca, en 185 años de vida republicana, ha respondido a los intereses del pueblo, del verdadero pueblo, no el limeño que mal que bien sobrevive como puede, sino del campesino, el selvático, aquel que para llegar a un centro de salud tiene que recorrer un río días de días antes de morir en una vieja canoa. “Estoy harto”, es lo que dice el pueblo, “estoy cansado de que me estén meciendo”, reclama.
¿Y la izquierda? Sumida en sus sueños de antaño, creyendo que aún representan a toda esa masa descontenta, se la creyó y hoy el electorado le volvió a dar una cachetada, les demostró que no representan a nadie, sólo a su entorno más cercano, a sus amigotes, a aquellos que aún siguen creyendo que metiéndose en una ostra, podrán liderar y gobernar el Perú.
Es terrible pensar así, es parte de la democracia que ahora nos estemos jugando un juego macabro, pero eso sí... si el que gane por decisión popular, comete los mismos errores de siempre, que tenga en cuenta que en cinco años verá como desaparece del espectro político así como nuestros políticos de izquierda y aquel señor que se jactaba de ser canciller y cerebro del gobierno que nos va a dejar y cuya mayor virtud fue mover sus dedos para insultar a la gente y golpear a mujeres que cumplían con su deber periodístico. EL PUEBLO HA HABLADO....!!!! LAS URNAS SON SU MICROFONO!!!
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